Hablar de Ron, es como hacer un viaje por la historia de Cuba. l espirituoso, junto con el tabaco y el café, integran una trilogía que acuñan la personalidad de esta Isla.
La introducción de la caña de azúcar, ocurrió en el segundo viaje del Almirante Cristóbal Colón a la Isla. A finales del siglo XVI se asentaron las bases para una economía de monocultivo. Los conquistadores desembarcaron en busca de oro, y en su lugar, lo que transportaron hacia el Viejo Continente fue azúcar. El momento exacto del nacimiento del Ron, es aun impreciso. Pero fue el sacerdote Jean-Baptiste Labat, quién en 1772, observó como los esclavos, empleaban métodos rudimentarios para producir el azúcar y extraer una bebida muy fuerte del sirope de la caña, la Tafia, y que salía de una melaza que no cristalizaba (miel de purga), puesta a fermentar y obtenida en trapiches de madera y calderas rústicas, en las cuales se cocía el Guarapo (zumo de la caña) para precipitar los granos del azúcar. En 1837, se inauguró en Cuba del primer ferrocarril de América Latina, para acelerar la industria azucarera cubana. Se sientan las bases para un vertiginoso auge de la producción del crudo y de los aguardientes. Aquella melaza tosca de los inicios, se purificaba, se disolvía en agua y se le añadía levadura para fermentarla, surgía entonces la conocida Batición, al estilo del vino, que se destilaba y luego era almacenado en barriles de roble americano para, con el tiempo, obtener aguardientes ligeros de cuyas posteriores mezclas, añejamiento, refinamiento y filtraje, obtener destilados de la caña de azúcar de diversas calidades. Alrededor de 1862 comienza “oficialmente” la producción de rones de calidad, de diferentes tipos para consumir en el país y exportar. A comienzos del siglo XX se desarrolla lo que en aquel entonces se conoció como el boom del Ron en Cuba. Bocoy, Barcardi, Pinilla, Ronda, Legendario… son entre otras, marcas de rones legítimamente cubanos que se asientan en el naciente mercado y perviven aún hoy. Es así como aguardientes, licores, elixires y rones pasan a formar parte inseparable en la vida del cubano. Pero estos espirituosos tienen además otra vertiente, la coctelería. Mezclados con licores o zumos generan bebidas refrescantes. Nacen así en Cuba el Daiquiri, el Mojito, el Cuba Libre y otras mixturas que han sido degustadas y acuñadas por celebridades como Ernest Hemingway, Greta Garbo, Sofía Loren, Spencer Tracy, Brigitte Bardot, etc. La etimología de la palabra es objeto de muchas especulaciones, pero lo cierto es que decir Ron, es hablar de fiesta, intercambio, relajación… todo es según la forma y lugar que se ingiera.
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