Martin Miller´s fabrica sus dos tipos de ginebras, con agua de Islandia, que despues se destila en Inglaterra.
Destilacion Para destilar la ginebra Martin Miller’s se emplea, una sola caldera, Ángela. A los destiladores les encanta ponerle nombre a sus alambiques… Ángela fue construida en 1898 por John Dore e Hijos y es universalmente reconocida como uno de los “Rolls Royce” para la destilación de ginebra. Las cabezas y las colas jamás llegan a la fiesta de Martin Miller’s, ambas son desechadas. Sólo se trabaja con la parte central de la destilación, el corazón. Ni Martin Miller ni Ángela se llevan bien con las “bandejas para bayas” o Carter Heads. Para su ginebra, Miller prefirió aplicar su filosofía sobre la preparación de té. “Nunca una bolsa de té, sólo té suelto de verdad… y mucha agua hirviendo, por supuesto”. Para él, el ideal es el método tradicional, de larga data, en el que los elementos botánicos se seleccionan y pesan de forma precisa, luego se le añaden con mucho cuidado al alcohol y se dejan para que infusione con agua caliente por una noche. Puede resultar engorroso y muy laborioso, pero Miller sostiene que esa sutil maceración por más tiempo es una técnica superior para extraer todas las notas de los aceites esenciales y sabores necesarios para producir una ginebra super premium. Aun si, como él mismo diría, para mantener todo bajo control hay que “hacer malabarismos”. ¿Pueden mejorarse las tradiciones para hacer y destilar ginebra? La verdad es que Martin Miller tiene otro as bajo la manga. Para la Ginebra Martin Miller’s, las cáscaras secas de los frutos cítricos se destilan aparte, separadas de los elementos botánicos herbales más pequeños, como el enebro, la casia y el cilantro. De forma similar a las técnicas empleadas en la Alta Cocina, Martin Miller considera que esta destilación separada o “cocción” de los ingredientes crea una ginebra más equilibrada con notas cítricas más agradables que el “estofado” o destilación de todos los elementos juntos. Cuando se disponía a crear su ginebra, el objetivo de Martin Miller era elaborar una “ginebra fresca y suave como ninguna otra, una ginebra con una claridad de gusto extrema, en la que la cualidad refrescante de los frutos cítricos pudiese coexistir en armonía con la intensa baya de enebro”. Ese es el famoso giro con el que Miller renovó la tradición.
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